octubre 10, 2024

la jueza se declaró incompetente en la causa por presunta corrupción de menores


La jueza Vanesa Alejandra Peluffo, quien estaba a cargo de la causa contra el conductor televisivo Alejandro «Marley» Wiebe, quien fue denunciado por presunta corrupción de menores, se declaró incompetente. Sostuvo que las prácticas sexuales denunciadas habrían ocurrido en la vivienda de la zona norte del conurbano donde vive el conductor de TV y por ello debe actuar un juez con jurisdicción en Don Torcuato, partido de Tigre.

La decisión de la magistrada, a cargo del Juzgado N° 43 del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°43, se alinea con el pedido realizado por el fiscal Marcelo Retes hace dos semanas. Peluffo argumentó que las supuestas prácticas sexuales denunciadas, que habrían afectado el desarrollo psico-sexual del denunciante, ocurrieron en una residencia ubicada en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, donde Wiebe vivía al momento de los hechos.

La jueza enfatizó que, de no trasladar la causa a la justicia bonaerense, se estaría vulnerando el derecho constitucional al «juez natural» establecido en el artículo 18 de la Constitución Nacional. Además, rechazó la posibilidad de investigar el caso como «grooming», como pretendía la querella, al considerar que dicha figura penal no existía en el momento de los hechos denunciados.

Adrián Molina, el denunciante de Marley.Adrián Molina, el denunciante de Marley.

Ambas partes, tanto el denunciante como el propio Wiebe, se habían opuesto al planteo de incompetencia, solicitando que la causa siguiera en el fuero de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, la jueza Peluffo consideró que todas las pruebas y testimonios indican que los hechos investigados ocurrieron fuera de su jurisdicción, por lo que remitió la causa al Juzgado de Garantías del Departamento Judicial de San Isidro.

De este modo, será la justicia de San Isidro la encargada de continuar con la investigación de los hechos que habrían ocurrido entre 1996 y los años posteriores, cuando el denunciante, quien tenía 17 años en ese entonces, afirma haber sufrido abusos por parte de Marley.

Qué dice la denuncia

En la denuncia, a la que tuvo acceso Clarín, el Adrián Molina explica que conoció al conductor televisivo en 1996 sin saber de quién se trataba, a través de correo electrónico.

Aseguró que «ocultó su verdadera identidad, manifestando que se parecía al actor Hugh Grant» y que «por un par de meses tuvo comunicación solo por esa vía, comenzando con una relación de carácter amistosa», donde era interrogado «por la vida» y que Marley se convirtió en una persona a quién contó «cosas que nadie sabía».

Por el tiempo que transcurrió desde que ocurrieron los hechos, el delito estaría prescripto, es por eso que el hombre pide -a modo de reparación- lo que se conoce como un «juicio por la verdad» para «determinar la verdad de lo que me ha sucedido y me damnifica».

En la denuncia, aclara que por el paso del tiempo no cuenta con las comunicaciones por chat ni por mail que tuvieron cuando él era un adolescente, sin embargo, le pidió a la Justicia la «realización de pericias psicológicas y psiquiátricas sobre mi persona a efectos de determinar las secuelas que me causó la conducta desarrollada por el aquí acusado».

El relato del denunciante hace referencia a encuentros que ocurrían en la casa del conductor, nueve años mayor que él. También a viajes, pero nunca en público.

«Para ese momento no tenía definida mi orientación sexual, esta persona es casi diez años mayor que yo, quien por un tiempo logró mi amistad, me enviaba correos electrónicos diariamente, incluso en sus viajes al exterior. Esa comunicación duró un par de meses, sin nunca habernos visto ni escucharnos la voz. En ese momento no se usaba intercambiar fotos», describió el denunciante respecto de los primeros contactos con Marley y cuando él no sabía que se trataba de un conductor de televisión.

Además, advirtió que -después de haberse conocido personalmente- continuaron las conversaciones diarias por chat, donde el denunciado lo «hacía sentir culpable porque lo había rechazado, él me decía que quería tener relaciones sexuales conmigo y que no le debía contar nada a nadie».

Adrián Molina aseguró en este escrito que era un adolescente «introvertido, tímido, que tenía solo una amiga» a quien habría contado estas confidencias.

Esa manipulación y mi inmadurez me llevaron a acceder a tener relaciones sexuales con él. Me buscaba en una esquina acordada previamente y me llevaba a su casa, donde comíamos y teníamos relaciones».

«Tiempo después tomé consciencia de que la relación fue meramente sexual, limitada a las cuatro paredes de su casa, excepto por un par de viajes fuera de Buenos Aires», surge de la denuncia realizada este martes.

Además, agrega: «Cuando estábamos en su casa, me obligaba a que no me acerque a la cocina en la planta baja porque nos podía ver una vecina a través de un ventanal. Y si salíamos a la pileta en el jardín siempre teníamos que estar alejados, incluso para evitar que sobre los paredones puedan acercarse fotógrafos».

El denunciante relató que durante los tres años que ocurrieron estos hechos, se «distanció de su familia y amigos» además de cambiar de carrera y asumir «el rol de su protector, pero en realidad fue él quien tomó ventaja de mí e influyó en mi anormal desarrollo psicosexual».

Molina vive en Estados Unidos y aseguró que el «abuso y sometimiento» lo llevó a tomar la decisión de irse del país. «Mi idea era alejarme de una relación totalmente tóxica e incomprensible que no era normal, ello me llevó mucho tiempo comprender».

Sobre ese viaje, explicó que Marley «consiguió un boleto de avión para irme a vivir a Estados Unidos, a cambio de que nunca cuente esto que me hizo, aunque aparecía cada tanto mandándome mensajes, como ser en mis cumpleaños».

Entre las secuelas manifestadas en la denuncia, el hombre asegura que fue diagnosticado con depresión clínica, que continúa afectado por esa dolencia y que tiene síntomas de «estrés post traumático severo». Además aseguró que en Estados Unidos trabaja ayudando a víctimas de abuso sexual infantil, víctimas de tráfico sexual, niños y personas afectadas por el trauma, y que se «sentía muy identificado con ellos».

Además, reconoció que continuó teniendo un vínculo con el conductor, con quien se frecuentaba en sus viajes a Miami, como «amigos con derechos».



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