octubre 10, 2024

«El Papa encontró aquí el lugar justo para hacer el el apostolado que él desea»


Vanimo, en el noroeste de Papa Nueva Guinea, es un paraíso selvático, a donde solo se llega por avión o por barco. En una península en la frontera con Indonesia, paraíso de surfistas y con la madera como única industria, allí llegará el Papa Francisco este domingo para retribuir una visita de su tribu.

Tres misioneros argentinos de la congregación Verbo Encarnado los llevaron a Roma y el Santo Padre les prometió visitarlos. La evangelización es para él tan importante como el cambio climático en este largo viaje al sudoeste asiático, que incluye Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Singapur y Timor del Este.

El padre Tomás Agustin Ravaioli es uno de esos misioneros argentinos que vive hace 16 años allí y es el párroco de la iglesia de la Santísima Trinidad, evangelizando en el remoto estado de Vanimo. Un Padre del fin del mundo. Entre misa y organización de una visita papal, que ha conmovido a los 100.000 pobladores del Estado, el sacerdote conversó con Clarín sobre el significado de la visita y que significa ser hoy un misionero en el siglo XXI.

-Padre. ¿Cómo llegó usted a Papúa Nueva Guinea? ¿De dónde viene usted?

-Yo soy argentino, soy de Buenos Aires. Fui ordenado sacerdote en San Rafael, en la provincia de Mendoza. Fui a Estudiar a Roma. Cuando estaba terminando los estudios que me faltaban, más o menos dos meses para el examen final, yo sabía que después me tocaría ir a misionar a algún lado. Me han preguntado si estaba dispuesto a ir a Papúa Nueva Guinea. Yo no tenía ni idea donde quedaba Papúa Nueva Guinea. Me dijeron Papúa Nueva Guinea. Me podrían haber dicho Sudán o Perú o Alemania. Yo hubiese ido lo mismo. En ese momento hacía falta un sacerdote más aquí. En nuestra comunidad de argentinos, me pidieron si podía venir y lógicamente acepté. Esto ya ha sido hace 14 años. Hasta el día de hoy, estoy acá. Sinceramente, soy el hombre más feliz del mundo aquí. Y en este tiempo, es decir, el lugar me ha enamorado y estoy feliz aquí. Pero llegué sin pensarlo.

-¿Y en qué idioma se comunica con sus fieles?

-Nos comunicamos en la lengua local que se llama Tok Pisin o algunos lo llaman Pidgin. Es una lengua bastante, bastante primitiva, muy fácil de aprender. Y es la lengua que se usa aquí todos los días, en la casa, en la aldea. Después todos saben inglés, porque las clases en los colegios son en inglés. Cuando ellos prefieren elegir un idioma, evidentemente eligen el Tok pisin. Así que nosotros si queremos, realmente, llegar al corazón y hablar con ellos como como a ellos les gusta que le hablen, es necesario aprender este dialecto.

El padre Tomás Ravaioli, con chicos de Papúa Nueva Guinea. Foto: AP El padre Tomás Ravaioli, con chicos de Papúa Nueva Guinea. Foto: AP

La visita del Papa

-Cuéntenos por qué el Papa decidió llegar a Nueva Guinea, una sociedad tribal tan remota.

-Sí, realmente es muy curioso. El Papa va a estar pocos días acá en Papúa. Naturalmente va a ir en primer lugar a la capital, que se llama Port Moresby, que está al sur. Pero lo más llamativo del viaje es que el domingo en la tarde quiere venir a Vanimo, que es donde estamos nosotros misionando. Es en el norte. Va a ser un viaje realmente muy largo porque son cerca de dos horas de avión. Dos horas de ida y dos de vuelta, simplemente para estar pocas horas con la gente de acá del lugar.

-Y lo que motiva al Papa a venir a estas zonas remotas de Vanimo es de algún modo la amistad que él forjó en estos últimos años con la gente de este lugar. Porque hace unos años, organizamos aquí en la parroquia una peregrinación a Tierra Santa, a Roma. El Papa recibió a la gente de esta zona, que viajó a Roma, y les prometió que iba a devolverle la visita. Así como ellos se habían tomado la molestia de viajar desde Papúa hasta Roma, el Papa les dijo: “Yo les prometo que un día viajaré desde Roma hasta Vanimo para visitarlos a ustedes”. Así que es por eso que ahora está cumpliendo esa promesa. Quiso venir hasta este lugar remoto para visitarlo.

-Por un lado, es un lugar hermoso desde el punto de vista natural. Pero al mismo tiempo es el lugar más aislado que tiene todo Papúa Nueva Guinea. Es un lugar al cual se puede llegar únicamente en avión o en lancha. No existen rutas que lleven a Vanimo. Y es un lugar, de algún modo, también detenido en el tiempo. En cuanto a que aún estando en el año 2024, aquí no hay luz, no hay corriente, no hay agua potable.

-¿Desde el punto de vista material es muy pero muy, muy primitivo, no?

-Si ustedes pueden ver fotos en internet o donde sea, verán que la gente hasta el día de hoy vive en Chozas. Se tiene que bañar en los ríos y viven todavía de la caza y de la pesca.

«La gente hasta el día de hoy vive en Chozas. Se tiene que bañar en los ríos y viven todavía de la caza y de la pesca».

Una sociedad tribal y cristiana

-Esa gente es católica, sigue siendo tribal, y se ha convertido al catolicismo. ¿Cómo? ¿Cómo es el vínculo de ustedes, los misioneros, con ellos?

-Acá los primeros misioneros que vinieron a establecerse y a quedarse en Vanimo fueron los sacerdotes pasionistas, en la década del 60. Apenas 60 años antes venían sacerdotes de otros lugares. Se quedaban unos pocos días y se volvían. Pero la evangelización es reciente. Tenemos 60 años de Iglesia estable y entonces es todo para hacer.

-¿Aún así la sociedad se reconoce cristiana, no?

-A diferencia de lo que puede suceder tal vez en Argentina, o lo que puede suceder en Europa, aquí las iglesias están llenas. En ese sentido, es un lujo para el misionero trabajar acá. Porque las iglesias están llenas y llenas de jóvenes y llenas de niños, llenas de familias numerosas. Es decir, es otro mundo. Parece otra realidad totalmente distinta.

-¿Por qué sucede ese fenómeno?

-Porque justamente la Iglesia está comenzando. Entonces se encuentra en esa etapa de fervor inicial. Y sucede también porque la Iglesia Católica en este lugar no solo enseña, por decirlo de algún modo, a rezar, sino que la Iglesia trae también progreso material. En este momento nosotros, los sacerdotes argentinos que estamos acá, tenemos dos escuelas primarias, tenemos una escuela secundaria. Las hermanas argentinas que están acá tienen una especie de pequeño hospital. Es decir, la Iglesia no solamente construye capillas, sino que también hace un gran desarrollo material. Naturalmente, eso atrae también a la gente. Es decir, nosotros tenemos miles de alumnos, miles de niños, que vienen a nuestras escuelas y nosotros no les cobramos. No es una escuela privada, sino que todo lo que la Iglesia da gratis. Eso naturalmente crea un lazo de amistad y de agradecimiento hacia el misionero también.

El Papa Francisco, con obispos y religiosos este sábado en Moresby, Nueva Guinea. Foto: EFE El Papa Francisco, con obispos y religiosos este sábado en Moresby, Nueva Guinea. Foto: EFE

-¿La currícula de los colegios de ustedes cómo es? ¿Se adapta a esa sociedad, que en buena parte continúa con costumbres tribales?

-Sí, sí, sí. Tratamos de que a pesar de las deficiencias materiales de las cuales les hablaba antes, los colegios tengan un buen nivel. Los profesores están bien preparados. Los mandamos a estudiar afuera. Son profesores del lugar, que conocen perfectamente bien la la cultura, el ambiente. Pero que han realizado sus estudios afuera. Hay muchas, muchas hermanas misioneras también, que son la gran mayoría de ellas maestras, que están trabajando y que son las que llevan de algún modo adelante el colegio. Entonces tratamos que el nivel de la educación sea lo mejor posible.

-El Papa decidió llegar a esta, a esta sociedad tribal no solamente por una promesa en Roma con ellos, sino porque tiene un objetivo. ¿Para él es muy importante misionar, no?

-Seguro. Sabemos el estilo del Papa Francisco, que justamente siempre piensa en los últimos, siempre favorece, de algún modo, a aquellos que son los más pobres, los más marginados, los que están más solos. Yo creo que eligiendo Papúa Nueva Guinea y ,de modo especial esta ciudad, por llamarla de algún modo, o esta aldea de Vanimo, ha dado en el clavo. Ha encontrado el lugar justo para hacer el el apostolado que él desea, en medio de la gente que de algún modo más quiere, que son justamente los pobres y los olvidados.

-¿Pero también se ha expresado a favor del cambio climático y de la defensa de la gente ante este cambio brutal, no?

-Sí, También lo ha hecho acá. Al menos en Papúa Nueva Guinea, eso no representa un problema demasiado grande. Es más, es al revés. Nosotros vivimos en medio de la naturaleza y los recursos naturales están muy bien cuidados. Hay también deforestación, como en como en otros países. Pero en ese sentido vivimos en una especie de paraíso natural.

-Y hay un gran entusiasmo por su llegada. ¿Cómo se preparan en ánimo para para recibirlo?

-La gente todavía no lo puede creer. Yo creo que recién lo van a creer el domingo , cuando lo vean bajar del avión. La gente sabe perfectamente bien que el Papa es el Vicario de Cristo, es el sucesor de San Pedro. La gente reza por el Papa absolutamente todos los días. Saben que se llama Francisco, han visto alguna foto pero nada más. Les parece mentira que ese hombre “tan importante”, entre comillas, que representa a Jesucristo y a Pedro, haya tenido la delicadeza de venir a visitarlos. Papúa Nueva Guinea tiene varias ciudades, que son muchísimo más grandes y más importantes que Vanimo. Y , por lo tanto, nunca nadie vino a Vanimo y mucho menos el Papa. Pensemos que el último Papa que vino a Papúa fue Juan Pablo Segundo en el 95. Es decir, pasaron casi 30 años y después de 30 años, un Papa no solamente va a volver al país, sino que va a visitar la aldea de Vanimo. Para ellos eso parece mentira, parece un sueño y la ciudad está revolucionada. Desde hace tiempo que no se hace otra cosa que hablar de esta visita. Si uno pudiera ir ahora al lugar donde va a llegar el avión del Papa, a donde va a tener alguna otra actividad, es un mundo de gente. Porque ha venido gente de la selva. Los que están más aislados y más lejos han venido hasta la ciudad para ver al Papa. Es un hormiguero…

-¿Cuánta gente vive en Vánimo?

-En Vánimo hay alrededor de unas 100.000 personas, pero desparramadas por una extensión gigante. Muchos de ellos, la gran mayoría de ellos, en la selva. En lo que es la ciudad de Vánimo y los alrededores, serán unas 30.000 nada más.

-¿Y la agenda que ustedes le han preparado al Papa, cuál es?

-Es muy corta porque tiene poco tiempo el Papa. Ese mismo día, el domingo tendrá una misa muy grande en Port Moresby, la capital. Después creo que tiene algunos encuentros y saldría desde Port Moresby a Vánimo recién pasado el mediodía. Pensemos que tiene dos horas de viaje, así que calculen que llegará acá a las 3 de la tarde. Justamente porque el aeropuerto de Vánimo no tiene luz, el avión tiene que despegar de vuelta antes de que oscurezca y oscurece alrededor de las 18.30. O sea, que el programa es de 3 a 6 de la tarde aproximadamente. En esas tres horas, el Papa va a a saludar a la gente que lo esté esperando ahí en el aeropuerto, a dar la bendición. Después se va a subir a un auto y va a venir a nuestra casa. En nuestra casa, el Papa va a tener un encuentro con nuestros alumnos de los colegios. Van a venir todos. Después los niños le han preparado una especie de concierto. Después de eso, Francisco dijo que quería tener una media hora más o menos libre para conversar con los misioneros argentinos que estamos acá. Después ya se acabaron las 3 horas y se tiene que ir.

Misionero en el siglo XXI

-¿Cómo es ser misionero en el siglo 21? ¿Es totalmente diferente a antes?

-Acá en Papúa es como era antes. Como uno lee, por ejemplo, en los Hechos de los Apóstoles, donde los apóstoles llegaban a un lugar y no había nada y había que empezar de cero. Aquí en Papúa hay muchas regiones en las cuales, realmente, hasta ahora nunca ha llegado ningún misionero. Hay muchas regiones, muchas aldeas, en las cuales el misionero lamentablemente llega una vez al año. Porque somos muy pocos los misioneros en este país y el trabajo es mucho, las aldeas son miles y no hay rutas. Es decir, el misionero tiene que caminar. Se las tiene que rebuscar y por lo tanto, uno no puede cubrir perfectamente bien todas las aldeas. A veces, lamentablemente, uno visita una aldea y después, no puede volver hasta pasados los cuatro o cinco meses. Claro, el trabajo es realmente hermoso. Es muy apasionante y al mismo tiempo, es una aventura y un desafío, porque hay que hacer todo de cero.

-La vida en Nueva Guinea es todavía ancestral, con venta de esposas, con mucha violencia familiar, maltrato a los chicos. ¿Cómo tratan ustedes estos fenómenos?

-Sí, lamentablemente ese tipo de prácticas de los antepasados, como se llaman acá, todavía siguen existiendo. Están muy arraigadas. Nosotros obviamente, como nos enseñó Jesucristo, hay que amar al pecador. Pero uno tiene que luchar contra el pecado. Nosotros, con muchísima caridad y amando a la gente, sí tratamos de a poco de ir desterrando ese tipo de prácticas. Y la gente responde bien, porque justamente el Evangelio ilumina sus vidas y se dan cuenta de que ese tipo de cosas están mal. Por un lado la gente acepta las correcciones, por decirlo de algún modo. La gente se da cuenta de que ese tipo de prácticas son paganas, que vienen de los antepasados y que hay que desterrar. Pero, al mismo tiempo, justamente como vienen de los antepasados, son prácticas que están muy, pero muy arraigadas. Entonces la gente, digámoslo incluso los católicos más, más practicantes, los más fervientes, incluso ellos muchas veces aún continúan cayendo. Pero es un trabajo que nosotros sabemos que va a llevar muchas décadas. Así que, con mucha caridad y con mucha paciencia, tratamos de hacer lo mejor, de ir desterrando este tipo de cosas. Pero aún sabiendo de que no es algo que va a suceder de un día para el otro.

-¿Hay casamientos, no? Ustedes les ponen condiciones a los novios, los investigan en las aldeas. ¿Cómo hacen?

Si, por supuesto hay casamientos. Y justamente una de las primeras cosas que se le pregunta a los novios cuando vienen a casarse es si ellos están de acuerdo con el casamiento. Porque por ejemplo, antiguamente, los casamientos eran arreglados por los familiares, donde los novios no tenían ningún tipo de libertad para oponerse a eso. Simplemente les decían que se tenían que casar y punto. Y eso llevó a que hay muchas familias que están destruidas. Pero justamente cuando uno habla con el papá o con la mamá y te cuentan la historia, te das cuenta de que ellos en realidad nunca quisieron casarse. Simplemente fue algo arreglado Justamente porque fue algo arreglado y que nunca hubo verdadero amor entre ellos, nunca hubo intención de formar una familia. Fue algo que duró pocos años y desapareció. Entonces, respecto a los matrimonios, nosotros lógicamente lo primero que le preguntamos es si se trata de algo arreglado o si es algo espontáneo ,que nace del amor. Ahora, si ellos nos dicen que son libres para casarse, entonces ahí sí se empieza un camino normal, como el que se hace en cualquier otro lugar del mundo, para que se preparen bien para recibir el sacramento y para que justamente sean fieles, como como se dice en el rito, hasta que la muerte los separe.

-¿El matrimonio es una protección para las mujeres en Nueva Guinea?

-Más o menos. Justamente, si el matrimonio ha sido arreglado, no es ninguna protección. Sobre todo si ha sido arreglado siguiendo las prácticas de los antepasados, donde las mujeres justamente se compraban y se vendían. Entonces, si un hombre pagó por una mujer, esa mujer pasa a ser posesión suya y el hombre hace con la mujer lo que quiere. Así como usted cuando se compra algo, usted es libre de romperlo, de tirarlo. Nadie le puede decir nada porque es algo por lo cual usted pagó. Sí, aquí antiguamente pasaba eso. Entonces las mujeres se compraban y después , el hombre era dueño de hacer con la mujer lo que quisiera. Ahora esas prácticas ,de a poco ,se están desterrando. Es algo que va a llevar décadas. Pero la gente ya, gracias a Dios, ya ha abierto los ojos y ya se da cuenta de que no es así como funciona.

-¿También hay guerras tribales y hay canibalismo allí?

SÍ, en esta zona de la costa, donde estamos nosotros, en Vánimo, el canibalismo desapareció absolutamente. Incluso en la zona de las montañas, la zona de las montañas de Papúa Nueva Guinea es la zona tal vez más violenta de todo el país, ahí el canibalismo también ha desaparecido. Pero ha desaparecido hace relativamente poco. Yo conozco misioneros ancianos , que tal vez llegaron a Papúa hace 50 años, ahora tienen 80. Ellos han visto canibalismo. Yo personalmente nunca lo he visto. Pero misioneros que han llegado hace 50 años, lo han visto con sus propios ojos. Se ha desterrado pero hace relativamente poco. ¿Y guerras tribales? Sí, eso es prácticamente inevitable. Es decir, guerras tribales existen en todo Papúa hasta el día de hoy.

-Ahora ¿por qué quieren convertirse ellos al catolicismo?

-Porque la fe es un don. Es un regalo que Dios les da. Nosotros no imponemos nada, lógicamente. Simplemente presentamos la doctrina católica y es la gente la que libremente lo abraza. Y eso es un regalo que Dios les da, que les despierta la fe en el alma y son ellos los que deciden hacerlo. Nosotros no obligamos a nadie. Nosotros simplemente presentamos la verdad y después, Dios los ilumina para que ellos decidan libremente abrazar la fe y pedir el bautismo y empezar a vivir como como Dios manda. No somos nosotros los que convencemos a la gente, sino que es el mismo Dios que interiormente los mueve a ellos para abrazar la fe. Nosotros simplemente como trabajadores, presentamos una verdad y después es Dios el que hace el resto del trabajo. Es Él el que mueve los corazones y el que hace que la gente lo quiera seguir. Nosotros somos simples instrumentos que el día de mañana ya no vamos a estar.

El Papa Francisco, en una visita a una escuela de Caritas en Moresby, Papúa Nueva Guinea, este sábado. Foto: EFE El Papa Francisco, en una visita a una escuela de Caritas en Moresby, Papúa Nueva Guinea, este sábado. Foto: EFE

-Ustedes también hace un gran trabajo social. ¿Ahí hay dispensarios, que son los únicos centros de salud en miles de kilómetros a la redonda, no?

-Sí, Alrededor del 30% de las escuelas de Papúa son católicas. Es decir, pertenecen a la Iglesia Católica. Eso significa que de cada tres escuelas, una la hizo la Iglesia católica. Y lo mismo pasa con los hospitales. Hay tres universidades en todo el país: la más grande, y la más importante es una universidad católica. La Iglesia no solamente enseña a rezar y construye capillas o iglesias, sino que la Iglesia también ha construido hospitales, universidades, escuelas, dispensarios, casas de acogida para madres solteras, para mujeres que han sido acusadas de brujería. Viven con las hermanas. La iglesia aquí en Papúa Nueva Guinea cura leprosos, gente con tuberculosis. Todo eso lo hacemos por amor a Dios porque absolutamente nadie recibe ningún tipo de sueldo, por decirlo de algún modo, por hacer este trabajo. Y es la Iglesia la que, movida por el amor a Jesucristo y por su ejemplo, la que entrega su vida y la que entrega todo. Simplemente que son cosas que no se conocen. Es decir, lamentablemente la imagen de la iglesia que suele salir en los medios de comunicación es siempre la imagen mala. Cuando hay escándalos, ese tipo de cosas. Pero después aquí en Papúa somos 600 sacerdotes entregando la vida por amor a Jesucristo , sin pedir absolutamente nada a cambio . Trayendo no solamente un beneficio espiritual a la gente, sino incluso un desarrollo material, educando, curando y cuidando a la gente.

-¿Cuánta gente puede ir a la misa? ¿Qué porcentaje de católicos hay?

-En todo el país somos alrededor del 40% los católicos. Los cristianos no católicos en total, sumando más o menos el 90 por ciento. Es decir, es una nación cristiana, de hecho. En la Constitución de Papúa Nueva Guinea se dice que Papúa Nueva Guinea es una nación cristiana. Eso no significa que sean todos católicos. Católicos, alrededor del 40% más o menos.

-Ahora también va a haber una canonización. No en esta ceremonia.

-No, no. Ojalá hubiese sido hermoso, pero todavía no es posible. Papúa Nueva Guinea tiene un beato. Un beato que ha sido un laico. Un hombre casado, padre de tres hijos, que ha muerto mártir, defendiendo justamente el matrimonio y la familia. En una época en la cual la poligamia tradicional estaba comenzando nuevamente a resurgir , a pesar de los esfuerzos de los misioneros. Este hombre se opuso a esas prácticas y lo mataron justamente porque mucha gente quería seguir practicando la poligamia. Él fue beatificado por Juan Pablo Segundo en el 95, cuando vino aquí Juan Pablo segundo. Y la causa de canonización todavía no está terminada. Mala suerte si no es en Papúa. Al menos que en Roma pueda ser canonizado y declarado santo.

-¿Y va a hablar el Papa de los refugiados? Porque en Papúa Nueva Guinea, desde el 2013 hay 70 asilados que esperan conseguir el asilo, que viven en muy malas condiciones, deportados en un acuerdo con Australia ¿Va a hablar con ellos? ¿Podría llevarse a alguno de ellos a Roma, como ya hizo antes?

-Sinceramente, no he escuchado que el encuentro con los refugiados sea parte del programa. Puede ser que lo sea y yo no lo sepa. Pero no he escuchado nada de eso.Sinceramente, dudo que quiera llevarse alguno como ha hecho en otros viajes. Sinceramente, no le quiero mentir. No, no, no estoy al tanto de eso.

-También hay un piloto de Nueva Zelanda, secuestrado en manos de las guerrillas tribales.¿ El Papa puede hacer alguna gestión frente a eso que lleva mucho tiempo?

-Sí, lleva mucho tiempo y sinceramente no creo, que tal vez alguna palabra del Papa. Pero esa es una cuestión más política y no creo que el Papa quiera meterse en política. Él viene como padre espiritual de los católicos.

El viaje más largo de Francisco

-¿Cuál fue la razón estratégica de esta visita para el Papa. ¿Hay discriminación contra los católicos en Indonesia?

-No, hasta donde yo sé. Sinceramente no soy un experto en Indonesia. He pasado muchísimas veces y no hay discriminación.Incluso la Iglesia Católica en Indonesia es una Iglesia muy pujante, que tiene muchísimas vocaciones religiosas y vocaciones al sacerdocio. Aquí en Papúa Nueva Guinea hay muchos misioneros de Indonesia que, cuando hablan de la Iglesia Católica en Indonesia, hablan maravillas. Se trata del país con más musulmanes en el mundo, pero al mismo tiempo un país que respeta la libertad religiosa.

-El Papa y ustedes mencionan siempre la interreligiosidad. ¿ La interreligiosidad es compatible con las misiones o no?

-Sí. A cualquier persona de cualquier religión hay que tratarla con respeto. Hay que tratarla con caridad, como nos enseñó Jesucristo. Y al mismo tiempo, también Jesucristo es el que nos mandó a evangelizar. Él nos ha dicho de ir a evangelizar hasta el fin del mundo, proclamar el bautismo y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Entonces, respetar la religión ajena hay que hacerlo, por supuesto. Pero, al mismo tiempo, uno no puede ocultar y callar su propia verdad. Siempre con respeto, sin obligar al otro a convertirse. Nada de eso. Pero tampoco uno puede ocultar su fe, digamos no en lo que Jesucristo nos pidió. Él mismo ha dicho que nuestra fe tiene que brillar como una lámpara. El mismo nos ha dicho que si uno lo reniega delante de los hombres, él nos va a renegar delante de su Padre. Entonces Jesucristo nos manda así a respetar.Pero al mismo tiempo a evangelizar y a buscar la la conversión de los demás.



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