septiembre 19, 2024

El debate del domingo, la última chance de Milei, Bullrich y Massa



Los candidatos a presidente tendrán mañana la última oportunidad para hablarle a una audiencia masiva antes de las elecciones en el segundo debate, esta vez en la Facultad de Derecho de la UBA. Desde que existe esa instancia en la Argentina, los políticos lo consideran el punto más importante de sus campañas: es el único momento en que pueden salir del corralito de las entrevistas de los canales de noticias para enfrentar a un público que no sigue las novedades políticas y que, cuando se enfrenta a una pantalla, elige los programas de entretenimientos, los deportes o las historias de ficción.

Los equipos de campaña se encargan de recordarle a sus jefes la importancia de esas citas durante varias semanas y esa presión tiene impactos distintos en cada dirigente. El domingo pasado, en la transmisión desde Santiago del Estero, quedó bastante clara la diversidad de las reacciones que tuvieron los candidatos: Sergio Massa fue el que lució más cómodo en la situación, Juan Schiaretti se ajustó bien al plan que había diagramado, Myriam Bregman fue la que mejor aprovechó los momentos de improvisación, Javier Milei no resultó convincente en sus explicaciones pero logró salir bien parado de su debut y Patricia Bullrich fue la que mostró más dificultades para desenvolverse en ese contexto.

Los tres contendientes principales de la elección tuvieron días movidos luego del domingo.

Bullrich y Milei profundizaron sus discusiones. El libertario lo hizo a pesar de los pedidos de sus asesores, que le advirtieron que no le conviene discutir con Bullrich. “Ignorala”, fue el consejo que le dieron varios de ellos. Milei no les hizo caso y acusó a la ex ministra de Seguridad, con quien hasta hace pocas semanas tenía una relación cordial y frecuente, por su pasado como militante en Montoneros.

Bullrich recibió otro pedido de su equipo: más horas de práctica. A pesar de lo que difundieron quienes trabajan con ella, la candidata de Juntos por el Cambio no se había preparado lo suficiente para el domingo pasado. “La verdad es que no se lo tomó tan en serio como había que tomárselo”, dijo un hombre del PRO que le tiene aprecio a la ex ministra de Mauricio Macri.

Al ex presidente le tomó varios años adaptarse al formato de discusión. Sufrió los debates cuando compitió para ser Jefe de Gobierno y tuvo varios episodios olvidables en esos años hasta que consiguió un buen resultado cuando le tocó enfrentar a Daniel Scioli en 2015 antes de la segunda vuelta que lo terminó llevando a la presidencia. Para esa oportunidad, según contó alguna vez Macri, aprendió de memoria todos los textos que había preparado el equipo de Marcos Peña. Una vez que los memorizó por completo, pudo relajarse e improvisar las respuestas y los cruces con su adversario.

A Massa los ecos de su buen desempeño le duraron poco. La realidad se encargó de arruinar su discurso.

El dólar blue y los dólares financieros dieron otro salto y agrandaron más la brecha con la cotización oficial, que cada vez tiene menos peso en los precios locales. Los datos de la inflación porteña confirmaron que a nivel nacional los números de septiembre serán tan malos como puede ver cualquier consumidor cuando se va de un almacén. Y la nueva disparada del dólar preanuncia que octubre será otra tortura.

En el caso de Massa, la buena performance televisiva contrasta brutalmente con los más de mil pesos que cuesta, por ejemplo, un pan de manteca en cualquier góndola.

Conocedor de las restricciones de su presente, Massa volverá a concentrarse en el futuro. Hoy, el último ensayo que hará en el salón de un hotel cercano al Ministerio de Economía, el candidato oficialista repasará los textos en los que se presenta como la cabeza de un equipo con propuestas para el futuro y que refuerzan sus diferencias con algunas de las propuestas del candidato de La Libertad Avanza.

¿En qué cancha se jugará el nuevo debate? ¿La del pasado y la del futuro o la agenda de estos días?

El último domingo, algunos de los temas que estaban en los diarios tuvieron poco espacio en las participaciones de los candidatos. El yate de Insaurralde y el escándalo de la Legislatura bonaerense solo fueron mencionados como chicanas y no como parte de la discusión profunda que merecen. Cualquier periodista puede comprobar que la audiencia siguió con mucho interés las coberturas de esas dos noticias durante toda la semana.



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