octubre 10, 2024

«Para ellos no éramos personas»


Con un ritmo pausado, medido, que cuida el peso de las palabras y los recuerdos que ellas traen, Clara Marman hace el esfuerzo por narrar el horror de aquel 7 de octubre: esa mañana junto a su pareja, Luis, y un grupo de familiares fueron secuestrados por el grupo terrorista Hamas, que la tuvo a ella de rehén por más de 50 días. Cuenta cómo fue su lucha por sobrevivir al cautiverio sin perder la cordura. Hoy, su lucha es para lograr que la tragedia no quede en el olvido, así como las 101 personas que siguen secuestradas.

«El cautiverio es un infierno, pero la incertidumbre de no saber qué pasa con los seres queridos no permite seguir viviendo», resume.

Clara y Luis Har fueron los dos argentinos rehenes de Hamas que expusieron en la mañana del martes en un plenario de las comisiones de Derechos Humanos y Garantías y de Relaciones Exteriores. Luis fue secuestrado en el kibutz Nir Itzjak donde vivía Clara, los hermanos de ella Fernando y Gabriela, y su sobrina Mía, de solo 17 años.

Clara y Gabriela Marman fueron liberadas junto a Mía, en una tregua de alto al fuego entre Israel y Hamás, el 28 de noviembre donde se liberaron mujeres y niños a cambio de prisioneros palestinos. Luis y su cuñado quedaron detenidos 129 días, hasta que fueron liberados por por las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI).

«Me es muy importante que el mundo escuche, que sepan lo que fue el 7 de octubre, el infierno que pasamos. Hay 101 rehenes que siguen pasando eso. Tuvimos suerte, por eso estamos acá. Es increíble contarlo como suerte», comenzó a narrar Clara.

Según contó, ella había invitado a toda su familia a su casa para pasar el fin de semana, con motivo de un cumpleaños. A las 6 de la mañana comenzaron a escuchar las sirenas: la casa está a 3 kilómetros de la frontera con la Franja de Gaza. Pensaron que sería una alarma de pocos minutos, pero se percibía que había algo raro.

Archivo: El momento del reencuentro de Luis Har (izquierda) con su familia, tras ser rescatado por el ejército israelí en febrero de 2024. Foto Ejército Israeli via APArchivo: El momento del reencuentro de Luis Har (izquierda) con su familia, tras ser rescatado por el ejército israelí en febrero de 2024. Foto Ejército Israeli via AP

«Empezamos a sentir que era algo distinto, empezamos a recibir por redes que había penetración de la frontera y que se iban acercando a nosotros. El refugio está preparado para misiles, pero no para el ingreso de terroristas», narró.

Según contó, los terroristas entraron rompiendo las ventanas y a los tiros. Abrieron el lugar y se los llevaron para afuera, a los gritos. La casa estaba repleta de atacantes, que daban vuelta los cajones buscando llaves para llevarse los autos.

«Estaban drogados, los ojos dilatados. Es algo que no nos vamos a olvidar en mucho tiempo», comenta Luis, quien sigue el relato. «Nos hicieron subir a la camioneta, que estaba llena de armas, bombas, balas. Y nosotros sentados sobre eso. Cinco terroristas luego subieron encima de nosotros como si no estuviéramos. Para ellos no éramos personas«, dice. Según su recuerdo, al costado iban viendo cómo los civiles se metían en sus casas para saquearlas, mientras que en la frontera amenazaban con lincharlos.

Luego llegaron a una ciudad, donde los hicieron entrar por un túnel oscuro. Los cinco miembros de la familia terminaron detenidos en una casa que estaba escondida detrás de la fachada de una obra en construcción. Allí estuvieron detenidos. En el caso de Clara, Mia y Gabriela fueron 53 días, Luis y Fernando estuvieron 129.

El momento del reencuentro familiar (prensa ejército israelí via AP)El momento del reencuentro familiar (prensa ejército israelí via AP)

Guerra psicológica, viajes mentales y formas de mantener la compostura: la rutina de los rehenes de Hamas

Según cuentan, cada amanecer tenían la rutina de pensar qué día era. Lo hacían para llevar un registro del tiempo. Era, en definitiva, una de las formas de mantener la compostura. «Estar en cautiverio es un infierno. Perder la noción del tiempo, pensar en qué pensar porque no se hace nada. Cada minuto es eterno. Uno trata de concentrarse en sí mismo, pensar cosas que le hacen bien, alejarse de esa realidad tan cruel que va viviendo. Para tener algo podíamos controlar, mi sobrina Mía y yo desde el primer día íbamos contando los días. Hoy es domingo 8 de octubre, primer día de rehenes», rememora.

«Yo trataba de hacer actividades, tratar de mover el cuerpo, caminar. Iban pasando los días y el cuerpo dolía. Mi sobrina es una joven de 17, estábamos además muy alertas para protegerla a ella, no dejarla sola con los terroristas. Había cinco de ellos con nosotros todo el tiempo», dice.

Cuenta además que tenían apenas una botella de agua para los cinco por día, o que cada dos semanas traían un balde para que se laven entre ellos. «En eso nos apoyábamos, eso nos daba fuerza», recuerda.

Clara Marman, exponiendo ante la Cámara de DiputadosClara Marman, exponiendo ante la Cámara de Diputados

Luis pone el foco en la guerra psicológica que les hacían durante el cautiverio. «Nos contaban todo lo malo que hacía el gobierno israelí. Lo único que recibíamos era la información árabe. Lo tomábamos en cuenta, mucho no creíamos, mucho era verdad. Cuando decían orgullosos que mataron 1400 civiles israelíes. Cuando volvimos vimos que era una triste realidad», recuerda.

También comenta que lo increpaban por ser argentino: «Me decían ‘vos sos argentino, ¿qué hacés acá? Esto es Palestina ¿Para qué quieren volver (a los kibutz), si en 3 años los volvemos a explotar?'», los amenazaban.

Clara también remarca el momento del rescate, tras el acuerdo entre Israel y Hamas. «Pude encontrar a mis hijas, sentía la alegría de estar con mis seres queridos pero desde el primer momento sentí que físicamente salí… pero mi corazón seguía allá. El cautiverio es un infierno pero la incertidumbre de no saber qué pasa con los seres queridos no permite seguir viviendo», dice.

Luis y Fernando siguieron en cautiverio casi otros 50 días. Allí comenzaron a buscar estrategias para mantenerse activos.

Luis Har, uno de los argentinos que fue rehén de HamasLuis Har, uno de los argentinos que fue rehén de Hamas

«Primero nos contamos la vida el uno al otro. (A Fernando) no lo conocía de toda la vida, ahora lo conozco más que a nadie. Fue una forma de pasar el tiempo. Hacíamos viajes mentales a Bariloche, Ushuaia, Mendoza. Así iban pasando los días. Otros días estábamos tristes porque nos decían que se cayeron los convenios. Nos repetíamos que cada día que pasa es uno menos de prisión. Sabíamos que íbamos a salir», narra.

Finalmente, una noche escucharon una explosión y sintieron una voz que les hablaba. «‘Luis, ejército de Israel. Vamos a llevarlos a casa’, nos dijeron. Me sentí seguro, de una forma espectacular», recuerda.

Si bien ese día terminó el calvario, siente que el horror de ese cautiverio no terminará. «No volvimos a ser los mismos. El 7 de octubre nos cambió la vida completamente a todos. Nosotros lo que hacemos hoy en día es apoyar a las familias, darles esperanza y luz cuando podemos. Es como si tuviésemos una misión y por eso estamos hoy aquí», agrega.



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