septiembre 19, 2024

más favoritos que nunca, las sorpresas y estilos para todos los gustos


El Mundial de rugby está a la vuelta de la esquina. La competencia deportiva que en su impacto de audiencias sólo aparece detrás de los Juegos Olímpicos de verano y del Mundial de fútbol, y que espera para Francia 2023 superar los 900 millones de espectadores en el planeta, comenzará el viernes y el “mundo ovalado” está listo para vivir su gran fiesta. Lejos quedó aquel primer torneo de 1987, cuando el rugby vivía tiempos de amateurismo y Nueva Zelanda y Australia organizaron una competencia que fue vista por “apenas” 300 millones de personas.

Los 20 equipos están listos para el kick off. Y el local y Nueva Zelanda ya tienen todo preparado para que en el Stade de France parisino, a las 21.15 (las 16.15 de la Argentina) del viernes, el árbitro sudafricano Jaco Peyper haga sonar bien fuerte su silbato y arranque el partido inaugural.

Pero más allá de los 800 millones de euros que Francia espera recaudar con la venta de entradas y la visita de 600 mil extranjeros al país para seguir los 48 partidos programados en los nueve estadios en los que se jugará el torneo, ¿qué Mundial espera el rugby y qué tipo de juego se desplegará durante las eternas siete semanas que durará el campeonato?

Por empezar, hay que asegurar que la expectativa es muy grande por una razón potente: será el primer Mundial con tantos candidatos al título. Y a diferencia de las Copas anteriores, hay muchos más equipos que pueden ser la sorpresa.

Francia, Nueva Zelanda, Sudáfrica e Irlanda partirán con el rótulo de favoritos, ya que son los cuatro equipos que en los últimos años jugaron de una manera más efectiva. Pero debajo de ese grupo -no muy debajo, en realidad- hay seleccionados que en otros Mundiales no estaban en los listados originales de candidatos a llegar lejos y aquí sí lo están.

Los Pumas y Escocia, por ejemplo, son equipos que se pueden enganchar. Japón está en condiciones de ser otra vez una sorpresa. Y hasta Fiji, que viene de hacer historia en Twickenham y que al haber jugado el Súper Rugby dio un pasito que nunca había dado, tiene argumentos como para anotarse en alguna pelea.

Todos los países lucharon para tener competencia en los últimos años, sobre todo después de la pandemia. Quienes lo lograron subieron ese escalón.

Los Pumas, en la fiesta de bienvenida en La Baule, su búnker en Francia.Los Pumas, en la fiesta de bienvenida en La Baule, su búnker en Francia.

Un punto que será interesante es el de la diversidad del juego que ofrecerá el Mundial. Siguiendo con los candidatos, por ejemplo, Francia es un seleccionado que está en un muy buen momento, con un estilo de rugby lindo y de riesgo. Muchos aseguran que no tiene un plan, pero no es tan asi. Es que los franceses rompen tan rápido el orden de cualquier defensa que por eso parece que jugaran de una manera desestructurada. Muchas veces para romper esa defensa adversaria utilizan una estructura, pero también pueden basarse en alguna individualidad, como la del ahora ausente Romain Ntamack o la de Antoine Dupont para vulnerar cualquier defensa con su habilidad.

Por otro lado, aparecen equipos súper trabajados como Irlanda o equipos que juegan mucho a no dejar jugar, como Sudafrica.

El de los Springboks campeones mundiales es un caso aparte: a pesar de tener jugadores inteligentes y versátiles, potenciados por Rassie Erasmus (el director de rugby de Sudáfrica es el entrenador encubierto del equipo y tiene una importancia aún mayor que la del propio Jacques Nienaber), el conjunto varía su manera de desenvolverse incluso en un mismo partido.

El plantel de los Springboks antes de viajar a Francia. Foto: REUTERS/Siphiwe SibekoEl plantel de los Springboks antes de viajar a Francia. Foto: REUTERS/Siphiwe Sibeko

Aunque si Sudáfrica juega con su propia identidad busca un rugby físico, de “kicking game” (juego con el pie), de mucha disputa con la pelota en el aire sabiendo que puede romper un duelo a partir de la genética de sus hombres y de su fortaleza o de la búsqueda constante del medio scrum a sus delanteros, yendo directamente al frente en un juego ofensivo pero sin variantes.

La esperanza es ver un rugby muy lindo en Francia. Sobre todo por parte de los cuatro candidatos top.

Francia arriesgará, Nueva Zelanda apostará a la perfección del rugby que es capaz de jugar, como sucedió en los primeros minutos del partido contra los Springboks (no el de Twickenham, justamente, en el que recibió una paliza histórica) y contra Los Pumas por momentos en el Rugby Championship. Irlanda tiene un sistema de juego muy entrenado y probado con éxito hasta en sus juveniles -el Sub 20 acaba de ser finalista en el Mundial de Sudáfrica- y si responde Jonathan Sexton se potenciará. Y Sudáfrica cuenta con esa identidad tan propia que lo hace muy poderoso.

El capitán irlandés, Jonathan Sexton, y una selfie con los fanáticos. Foto: AFPEl capitán irlandés, Jonathan Sexton, y una selfie con los fanáticos. Foto: AFP

Otro condimento de la ensalada muy atractivo para lo que se viene es que hay superpotencias que se encuentran bajo una presión fortísima.

Porque no se recuerda otro Mundial al que Inglaterra llegue jugando tan mal, con un cambio de entrenador sobre la marcha (en diciembre Steve Borthwick reemplazó a Eddie Jones) y con la cantidad enorme de lesionados (Anthony Watson y Jack van Poortvliet son los últimos casos) y suspendidos (Owen Farrell y Billy Vunipola) importantes que sufre. Será el rival argentino en el debut.

Australia suma resultados muy malos y un entrenador nuevo y de prestigio (el propio Jones) que tendrá mucho para perder en tierras francesas. Gales también está en un standard muy bajo, pero es uno de los equipos más apasionados y ese orgullo nacional que los galeses tienen por su rugby podría cambiar la historia para transformarlo en un rival peligroso.

También es positivo no saber qué pasará. Sigue habiendo equipos como Inglaterra, que apuestan a aquello de que el que más patea gana. Hasta Francia, si se quiere, patea bastante tácticamente, ya que el rugby sigue teniendo mucho juego con el pie porque en un gran porcentaje es la principal forma de avanzar y ello permite ubicar al equipo en el campo contrario (que es lo que todos buscan).

Los All Blacks, a su llegada a Francia. Foto: AFPLos All Blacks, a su llegada a Francia. Foto: AFP

En cambio, Irlanda, a su manera mas organizada, juega más. Lo mismo que Escocia y hasta Italia. De todos modos se cree que no será un Mundial de juego con el pie o un Mundial de las defensas. Hay ilusiones de que sea un torneo en el que se vea más intención de jugar.

En el rugby de hoy no se puede prescindir de ningún aspecto. El rugby actual necesita buena defensa, disciplina, patada. Para ganar el Mundial hay que ser completo. Y ahí están los candidatos enunciados. Equipos que cuando haya que atacar tengan la capacidad de hacerlo y que cuando tengan que defenderse también puedan llevar adelante su plan.

v1.7 0421

Los elegidos


Forwards


Backs


Fuente: lospumas.com.ar
Infografía: Clarín

Hoy no se puede jugar a una sola cosa. Las formas colectivas del avance tienen que ser pateando o pasándose la pelota por el ancho del campo o jugando directo. Y los que lleven eso a la práctica serán los que quedarán más cerca de la gloria.



Source link