Boca no encontraba la llave para empatar la final de la Copa Libertadores contra Fluminense después del golazo de Germán Cano. El equipo de Fernando Diniz se metía cada vez más atrás, pero Edinson Cavani y Miguel Merentiel no vivían su mejor tarde. Darío Benedetto y Luca Langoni estaban parados contra la línea de cal, listos para entrar. Y fue entonces cuando apareció él: Luis Advíncula.
Sí, el defensor peruano se puso la capa y, como ya había hecho en tres ocasiones en este torneo, metió un golazo de zurda para darle el empate parcial al Xeneize. Corrían 27 minutos del segundo tiempo.
Lo de Advíncula es historia repetida. De hecho, pareció dejar toda la mala suerte con su seleccionado cuando falló el penal que dejó afuera a Perú en el repechaje contra Australia. En esta Libertadores, sin embargo, no sólo jugó bien -sobre todo desde que Jorge Almirón lo inventó como volante/delantero-, sino que es el máximo anotador del equipo.
Su zurda mágica ya había aparecido en otros momentos clave: contra Deportivo Pereira, Colo Colo, ambos en la fase de grupos, y ante Nacional, en los octavos de final.
Ahora se encargó de igualar la historia en el Maracaná. Avanzó por el andarivel derecho, pero retrocedió y enganchó hacia adentro hasta que encontró el espacio para sacar el latigazo de zurda que se metió contra el segundo palo y no le dio chance alguna al bueno de Fabio, que acababa de desactivar un bombazo de Equi Fernández.
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