septiembre 20, 2024

ovaciones sin parar, el gesto que no pudo ser con el capitán Otamendi y dos tiros en los palos en 38 minutos



Los chicos y los no tan chicos no se quedaron con la ganas y se fueron contentos. Todos pudieron ver al mejor jugador del mundo una vez más con la camiseta celeste y blanca y hasta casi se llevan en las retinas (y en sus celulares) otro golazo suyo. Lionel Andrés Messi no fue titular finalmente en la Selección, pero entró en el complemento para jugar 38 minutos, se mostró muy activo y sin rastros de esa maldita molestia en el isquiotibial derecho. Le alcanzo ese rato de acción para estar a nada de convertir. Estuvo a punto de meter el 2-0 con córner que casi se convierte en gol olímpico y con un tiro libre en el final que pegó en un palo. Terminó bien y viajará a Perú para estar el martes en Lima. ¿De movida?

Fue extraño verlo moverse con los suplentes en el calentamiento sobre el césped de un Monumental que nuevamente estuvo rendido a sus pies. Poco les importó a las más de 80 mil personas que Leo no fuera de entrada; igual le regalaron ovaciones durante la previa y también en el medio del primer tiempo. Y eso que sus compañeros brindaron un genial espectáculo de fútbol mientras él miraba atentamente sentado entre Giovani Lo Celso y Leandro Paredes, quienes fueron sus laderos esta vez ante la ausencia de Angel Di María (por lesión) y con Rodrigo De Paul entre los de arranque.

La noticia sobre su ausencia en el once inicial se confirmó con la planilla oficial, un rato antes del encuentro, pero ya entrada la noche anterior, tras la charla que mantuvo con Lionel Scaloni, comenzó a pesar con fuerza esta posibilidad.

Obviamente que todos querían verlo jugar aunque sea unos minutos. Pero nadie sabía bien qué iba a pasar con el 10 argentino. Por eso, el cariño estuvo igual para Messi, que regaló saludos levantando sus manos cada vez que gritaron por él. Sin Leo en cancha, el aplausómetro cuando se dio la formación a través de la voz del estadio lo ganó Julián Álvarez.

Muchos se lamentaron cuando a la vuelta del entretiempo no hubo cambios en la Selección. Sin embargo, a los 5 minutos, Scaloni decidió que, tal lo pautado, era el momento para llamar al capitán. Fue la vez número 17 que ingresa siendo relevo desde que juega en la Mayor.

Messi entró a los 7 en lugar de Julián Alvarez y se ubicó del centro hacia la derecha del ataque. Todo el estadio rugió: “¡Que de la mano de Leo Messi todos la vuelta vamos a dar!”. Le hizo señas a Nicolás Otamendi, el portador de la cinta hasta ese momento para que se la quedara, pero el defensor corrió hasta la mitad del campo para colocársela en su brazo izquierdo.

El rosarino, que venía de disputar apenas 72 minutos en total desde que salió en esta misma cancha contra Ecuador un mes atrás, tuvo destellos que eyectaron plateístas de sus butacas para aplaudir.

Tres veces quedó en posición de rematar de zurda, pero fue bien obstruido por la defensa paraguaya. Dejó desparramado a un rival con un amago magistral. Intentó hacer un gol olímpico. Y en la última de la fresca noche de Núñez se quedó con el grito atragantado con esa definición casi perfecta de tiro libre que dio en el palo diestro de Carlos Coronel.

Ese gol negado hubiera sido el carnaval carioca de la fiesta monumental de la que todos se fueron satisfechos. Ganó Argentina, volvió el 10 y la felicidad fue completa.



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