octubre 10, 2024

La ultraderecha logra una victoria histórica en las elecciones parlamentarias de Austria


El partido ultranacionalista FPÖ, de extrema derecha, ha ganado este domingo por primera vez las elecciones parlamentarias en Austria, al lograr el 29,1 % de los votos, según las primeras proyecciones basadas en voto real, por delante del conservador ÖVP, que tuvo el 26,3 %.

El partido ultranacionalista y de extremaderecha ha subido trece puntos porcentuales respecto a sus resultados de 2019, con su mensaje anti inmigración y crítico con las medidas tomadas por el actual Gobierno, de conservadores y ecologistas, para controlar la pandemia de la Covid-19.

El Partido Popular austríaco (ÖVP), líder del Ejecutivo saliente, ha perdido once puntos desde las últimas elecciones.

Según este primer cálculo, que usa voto real como base, el socialdemócrata SPÖ sería la tercera fuerza, con el 20,9 % (-0,3).

Entran también en el Parlamento el liberal Neos (8,8 %) y Los Verdes (8,7 %) que han sido el socio minoritario del Partido Popular en el Gobierno, y que pierden más de cinco puntos.

El FPÖ, un partido aliado con formaciones ultranacionalistas y de extrema derecha de Europa como Hermanos de Italia o el Fidesz húngaro, logra así su mejor resultado electoral, superando incluso al que tuvo en 1999 el histórico dirigente Jörg Haider.

En aquella ocasión, pese a ser la segunda fuerza más votada, el partido cedió la jefatura del Gobierno al ÖVP, que fue tercero.

En esta ocasión, Kickl ha advertido durante la campaña que si ganaba las elecciones reclamará que se le encargue a él la formación de Ejecutivo.

En principio, el resto de partidos han adelantado su negativa a formar coalición con el FPÖ.

El ascenso

Desde 2021, cuando Herbert Kickl asumió el control de esta formación marcada por la corrupción, la popularidad del FPÖ creció gracias al enfado de los votantes por temas como la inmigración, la inflación y las restricciones por el covid-19, como ocurrió con otros partidos de extrema derecha en Europa.

Este exministro del Interior, de 55 años, hizo campaña en estas elecciones, en las que más de 6,3 millones de personas estaban llamadas a votar de los 9 millones de habitantes del país, con consignas como «Atrévete a probar algo nuevo».

Herbert Kickl, líder del ultraderechista FPO. Foto ReutersHerbert Kickl, líder del ultraderechista FPO. Foto Reuters

El FPÖ integró el Ejecutivo por primera vez en 2000, lo que desató protestas en el país y sanciones de la Unión Europea.

«Esta vez será diferente (…) esta vez vamos a ganar la elección», declaró Kickl el viernes ante sus simpatizantes frente a la principal catedral de Viena.

En su discurso, fustigó las sanciones de la UE contra Rusia, atacó al gobierno saliente y asumió el concepto de la «remigración», que pide la expulsión de personas de origen étnico no europeo que no se habrían integrado plenamente.

Entre la multitud de los partidarios de Kickl, Walter Gerhard Piranty, de 54 años y propietario de un bar, aprecia el lado «ascético» de «este deportista, que no toma drogas ni bebe alcohol», mientras que otros alababan su sensibilidad ante sus problemas cotidianos.

Por su parte, el conservador Nehammer, de 51 años, jugó la baza de un partido «en el centro» del espectro político, a pesar de su tajante posición sobre la inmigración.

El canciller reiteró su negativa a trabajar con Kickl, quien se autodenomina el futuro «Volkskanzler», el canciller del pueblo, un término utilizado con Adolf Hitler en los años 1930.

«Hay mucho en juego», insistió el mandatario tras depositar su voto el domingo, refiriéndose a unas elecciones decisivas para el futuro de Europa y la guerra en Ucrania.

Pese a que la popularidad de los conservadores cayó más de 10 puntos respecto al 2019, el ÖVP, en el poder desde 1987, debería -salvo sorpresas- conservar la cancillería, aunque las negociaciones para encontrar socios serán largas.

Aunque Nehammer repite que no quiere formar alianza con Herbert Kickl, no descarta una posible coalición con los «azules» del FPÖ, como en 2000 y 2017.

Muchos electores apuestan por este escenario, como Bernd Lunglmayr, consultor de salud de 48 años. «Cualquier otro desenlace me sorprendería mucho», indicó, afirmando estar «preocupado». «En Austria, la memoria política es corta» y «la tendencia en el mundo occidental es hacia partidos populistas, en estos tiempos de crisis».

Si se confirma la amplia victoria del FPÖ, los conservadores no aceptarán ser el socio minoritario, pronostican los expertos. Probablemente preferirán unir fuerzas con los socialdemócratas (20,4%) y un tercer partido, que podría ser el liberal NEOS.

Con los Verdes, en claro descenso (8,6%), hay muchos puntos de desacuerdo y el divorcio parece definitivo.



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