Tras lo que consideró «un viaje demoledor», que incluyó dos escalas y una demora que casi lo hace perder el vuelo en Frankfurt, Javier Milei volvió del Foro de Davos con el objetivo de ponerse al frente de las negociaciones con la oposición por la ley ómnibus.
Con poco descanso y el efecto del jet lag, el Presidente se recluyó en la Quinta de Olivos y alternó horas de descanso con un primer análisis de lo que su equipo dialogó con los jefes de bloque de Diputados y este fin de semana tiene previsto avanzar en definiciones para acelerar en los próximos días el tratamiento del proyecto clave para la implementación de gobierno: «El número (de votos) está, va a aprobarse», transmitió confianza un interlocutor del mandatario.
A pesar de que se había especulado que el acuerdo podía cerrarse incluso este viernes, por el envión que había tomado el oficialismo en el Congreso durante la noche del jueves, con la cumbre que encabezaron el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el asesor presidencial Santiago Caputo con los líderes parlamentarios, en el Gobierno no se movieron las fichas a la espera de la palabra de Milei: tanto que parte de los pedidos que hizo la oposición no fueron incluidos en el punteo de cambios que circuló durante la jornada.
Más: en el Gobierno salieron a despegarse del borrador, que incluía modificaciones pero no las suficientes para convencer a la oposición, y aclararon que ni siquiera ese texto tenía el visto bueno de Milei, a pesar de que distintas voces coinciden en que lo hizo llegar el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem: «Todavía Javier no lo pudo ver», le dijo a Clarín una fuente inobjetable del entorno presidencial. «El fin de semana vamos a avanzar», agregó esa misma voz. Quienes lo vieron al jefe de Estado aseguran que «volvió muy cansado» de la gira.
No se negocia el déficit cero
En rigor, más allá del poder que les dio a Francos y Caputo para desembarcar en Diputados, ante las nuevas exigencias que hicieron los bloques opositores para destrabar la negociación, la versión definitiva del proyecto se escribirá una vez que dé su aval y discuta con el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, el impacto fiscal que podrían tener las concesiones en su área: «Lo único que no se negocia de ninguna manera es el déficit cero, el equilibrio fiscal», suele repetir el mandatario.
Con esta premisa, se especuló con una jornada de frenéticas reuniones. Antes y después de la habitual conferencia de prensa del vocero Manuel Adorni se barajó la posibilidad de una cumbre de la mesa chica de Milei en la Quinta de Olivos. La presencia desde bien temprano de uno de los autores del proyecto, Federico Sturzenegger, en Balcarce 50 alimentaba esa expectativa. «Fue a Jefatura de Gabinete», explicó una fuente oficial, aunque Nicolás Posse, también parte de la comitiva que viajó a Suiza, todavía no había llegado a su despacho.
Finalmente, ya entrada la noche, desde Casa Rosada desmentían cualquier reunión y detallaban que, con Posse, la secretaria general de Presidencia, Karina Milei -las dos personas de máxima confianza del jefe de Estado- «no hubo ninguna reunión» en la residencia presidencial. Pero sí hubo «bilaterales» entre varios de los funcionarios de primera línea del Gobierno. Y pasado el mediodía pasó el propio Menem, que hizo tándem con Francos.
Como contó Clarín, en su regreso desde Suiza, en un intercambio que tuvo desde Zurich, Milei dio el visto bueno para acceder a cambios que reclamaba la oposición, entre ellos la reducción del plazo a un año, con opción a otro con autorización del Congreso, de la delegación de facultades extraordinarias, y un esquema diferente de retenciones, sin afectar a las economías regionales.
También había aceptado quitar a YPF, el Banco Nación y ARSAT del listado de 41 firmas sujetas a privatización «a sola firma» del Ejecutivo. Todavía no se había pronunciado respecto a las jubilaciones y el pedido de los bloques dialoguistas de fijar una fórmula de actualización con un piso mínimo, vinculado a la inflación. «El finde trabajaremos y el martes a más tardar habrá dictamen: va a ser ley», se entusiasmó un estrecho colaborador del Presidente.
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